Todos en mayor o menor medida hemos atravesado experiencias dolorosas: la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, la pérdida de un empleo, un delito grave, o, incluso, un atentado o desastre natural. Lo que no es común en cada uno de nosotros es la manera de recordar la situación. Luego de la experiencia hay quienes guardan en su memoria lo sucedido como algo desagradable, triste y que es preferible olvidar, pero son capaces de ‘dar vuelta la página’, como se suele decir. Mientras que para otros lo vivido se convierte en un trauma que puede afectar notablemente su calidad de vida.
En psiquiatría a este padecimiento se lo conoce como Trastorno por estrés postraumático (TEPT) y susdiez principales síntomas son los siguientes:
1. Recuerdos insistentes del acontecimiento.
2. Pesadillas.
3. Reacciones emocionales y físicas exageradas a situaciones evocadoras del trauma.
4. Evitación de las actividades, lugares, pensamientos o conversaciones que se relacionan con el trauma.
5. Pérdida de interés.
6. Desapego por los demás.
7. Emotividad restringida o ausente.
8. Insomnio.
9. Irritabilidad y ataques de pánico.
10. Hipervigilancia y sobresaltos.
2. Pesadillas.
3. Reacciones emocionales y físicas exageradas a situaciones evocadoras del trauma.
4. Evitación de las actividades, lugares, pensamientos o conversaciones que se relacionan con el trauma.
5. Pérdida de interés.
6. Desapego por los demás.
7. Emotividad restringida o ausente.
8. Insomnio.
9. Irritabilidad y ataques de pánico.
10. Hipervigilancia y sobresaltos.
Los síntomas pueden durar normalmente meses, y en casos severos, años. La dificultad para la evacuación de la mente de estos contenidos tiene un componente psicológico y otro biológico (evolutivo). Por un lado, ocurre que lo vivido se grabó en el cerebro en el contexto de una enorme tensión emocional, con sentimientos de miedo, rabia, pena, desvalimiento o soledad.
Por el otro, los recuerdos traumáticos se fijan en la memoria con mayor intensidad porque generan una mayor sinapsis y conectividad, mayor densidad de espinas dendríticas y mayor síntesis de proteínas −esto último hace que se quede pegado como chicle en el cerebro-. Lo que también tiene su lógica evolutiva: lo que nos daña se fija con mayor fuerza que aquello que nos da placer porque resulta más adaptativo. Por ejemplo, basta quemarse una vez con fuego para no volver a posicionar sin cuidado cualquier parte del cuerpo sobre una llama. De ‘olvidarnos’ inconscientemente esto, nos podríamos quemar día tras día.
¿Qué puedo hacer yo si creo estar padeciendo un TEPT? Hay tres elementos claves:
* Saber que tiene cura y solicitar tratamiento.
* En lo posible, mantener la rutina diaria: trabajar, estudiar, dormir y comer adecuadamente, por ejemplo.
* Distraerse haciendo cosas agradables.
* En lo posible, mantener la rutina diaria: trabajar, estudiar, dormir y comer adecuadamente, por ejemplo.
* Distraerse haciendo cosas agradables.
El tratamiento consta de dos partes: terapia y medicación. El psicoterapeuta ayuda a cambiar los pensamientos irracionales buscando un nuevo cauce para los mismos. Y, cuando el caso lo permite, expone al paciente, de manera real o imaginaria, a la situación traumática, pero buscando evitar el desencadenamiento de los síntomas. Los medicamentos que se utilizan son antidepresivos, estabilizadores del ánimo y ansiolíticos.
También suelen ser útiles técnicas para el manejo de la ansiedad: yoga o cualquier disciplina que trabaje la respiración, la posibilidad de hablar del tema con el entorno cercano, y el aprendizaje de cómo frenar los pensamientos negativos que originan la ansiedad y dar lugar a que surjan pensamientos positivos en cambio.
Como avance, un equipo conjunto de científicos de Chile y Bélgica lograron borrar en ratones la asociación del efecto traumático con la emoción del estrés, aunque no quitaron de la memoria el evento en sí. Lo consiguieron inyectándoles en la amígdala −donde se alojan los recuerdos traumáticos− una sustancia con moléculas que trabajan sobre los astrocitos −células cerebrales que fabrican neurotransmisores−. La dosis la recibieron a menos de cuatro horas de sucedido el evento, lo que evitó que se fije a largo plazo.
Si hay un trauma, nunca hay que llevar más allá la relación entre un psiquiatra y su paciente, porque puede terminar muy mal. Compruébalo con la película ANÁLISIS FINAL por Investigation Discovery.
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