Este amigable can no sólo le presta gran atención a su dueña, la yogui, sino que practica el yoga al lado de ella, y no cuesta ver que es más flexible incluso que la instructora. ¡Ommmmmmm!
El mundo cambia, con él los humanos, y con los humanos cambian también sus mascotas. Que el orientalismo pega fuerte en Occidente no es ninguna novedad, lo que sí llama poderosamente la atención es que también pegue fuerte… ¡En los canes! Bueno, al menos en este pichicho, todo un ejemplo en el arte de estirar los músculos.
No hay comentarios.: