En un descubrimiento fortuito, científicos del Instituto de Investigación Scripps (TSRI) han encontrado una manera de convertir células madre de médula ósea directamente en células cerebrales.
Los científicos del Instituto de Investigación Scripps han encontrado una forma sencilla de convertir células madre de médula ósea directamente en células cerebrales precursoras, tales como las que se muestran en la imagen. Imagen cortesía del laboratorio Lerner, y del Instituto de Investigación Scripps.
Las técnicas actuales para convertir células de médula, extraídas de pacientes, en células de otro tipo son relativamente complicadas, riesgosas y están limitadas al laboratorio. Los nuevos hallazgos indican la posibilidad de llegar a técnicas simples y más seguras. Se espera que las terapias celulares derivadas de las propias células de los pacientes sean útiles en el tratamiento de lesiones de la médula espinal, accidentes cerebrovasculares y otras condiciones en todo el cuerpo, con poco o ningún riesgo de rechazo inmunológico.
Los investigadores descubrieron el método cuando buscaban anticuerpos cultivados en el laboratorio que pueden activar un receptor que estimula el crecimiento de células de la médula. Encontraron un anticuerpo que activaba el receptor de una manera que inducía a las células madre de la médula – que normalmente se desarrollan en glóbulos blancos – a desarrollarse en células neurales progenitoras, un tipo de célula cerebral casi madura.
El cambio de células de linaje óseo a células de linaje neuronal – un cambio de identidad directa denominado “transdiferenciación” – con sólo activar un receptor es un logro notable. Los científicos tienen métodos para convertir las células madre de la médula en otros tipos de células adultas, pero esos métodos normalmente requieren una desprogramación radical y arriesgada de células de la médula a un estado similar al de células madre embrionarias, seguida de una compleja serie de ajustes moleculares para lograr una célula adulta.
Aunque los investigadores todavía no están seguros de por qué el nuevo anticuerpo tiene un efecto tan extraño en el receptor G-CSF, sospechan que se une al receptor por más tiempo de lo puede hacerlo la proteína G-CSF natural, y esa interacción por más tiempo altera los patrones de señalización del receptor.
Los hallazgos se publican en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: Newswise
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