» » ¿Cómo añadir probióticos a diversos alimentos?


 
Dr. Rubén Moreno-Terrazas 
Ingeniería de Alimentos
Departamento de Ingeniería y Ciencias Químicas
Universidad Iberoamericana
Hoy en día mediante el uso de técnicas modernas se conoce cada vez
más el papel que tiene la microbiota intestinal sobre la salud de los
 individuos. En numerosos estudios se ha observado que existen
 microorganismos que son comunes y que pueden permanecer a lo
 largo de la vida en todos los seres humanos promoviendo, según el
 tipo de microorganismo del que se trate, un estado de salud muy variado.
En este sentido, se ha visto que las denominadas bifidobacterias aparecen
 como uno de los grupos más constantes y abundantes en distintas
 poblaciones. Estas bacterias junto con otras bacterias lácticas,
principalmente Lactobacillus, se utilizan comercialmente como
probióticos en diversos alimentos, siendo los productos lácteos los que
 más los contienen.
Estos microorganismos desempeñan un importante papel en las
 funciones inmunitaria, digestiva, antipatogénica y anticancerígena, y
pueden tener efectos profiláctico y terapéutico significativos para varios
sectores de la población, ya que se mantienen y proliferan en la parte
distal del intestino. Estos microorganismos se han comercializado principalmente
en productos lácteos como leches fermentadas, quesos, yogurt, helados de
yogurt y postres. La oferta de productos es aún limitada, lo que a su vez restringe
el acceso al beneficio de incorporar los probióticos en la dieta.
La diversidad de productos con probióticos es escasa ya que al ser
 microorganismos, requieren de situaciones muy específicas para que permanezcan
en condiciones de reproducirse y proliferar en el intestino de quien los consume para
brindarle beneficios a su salud. Es importante mencionar que los probióticos pueden
 ser afectados negativamente por las condiciones de procesamiento de los alimentos
 (mezclado, aplicación de calor, etc.), además son susceptibles a la presencia de
 oxígeno y pueden también ser destruidos durante la digestión, principalmente por
el ambiente ácido del estómago y del intestino. La bilis y las enzimas
pueden también alterar diversas estructuras y funciones de los probióticos,
 disminuyendo su viabilidad. Esto es relevante porque los probióticos, deben
 llegar en buenas condiciones al intestino grueso o colon, donde realizan las
 funciones que benefician a su hospedero.
La Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ha ideado cómo proteger a los
probióticos para poder adicionarlos en diversos tipos de alimentos y para
 que no sean afectados negativamente ni por el proceso, ni por su paso por
el tracto gastrointestinal. Se trata de una técnica denominada microencapsulación
, es decir, los microorganismos probióticos son empacados a nivel microscópico
 con un recubrimiento que los protege.
Hay varios métodos para microencapsular que pueden utilizarse para proteger
a los probióticos. Entre los más utilizados se encuentra el atrapamiento en
 microesferas de alginato (figura 1):
Figura 1. Microesferas de alginato

Otra forma de microencapsular es mediante el secado por aspersión, en este
 proceso se transforma un líquido que contiene los probióticos en un sólido,
 previa atomización para formar gotas minúsculas, las cuales al entrar en
contacto con aire caliente se deshidratan instantáneamente. Un esquema
 del proceso se muestra en la figura 2.
Figura 2. Secado por aspersión como método de encapsulación.

La microencapsulación por secado por aspersión es el método más sencillo y
actualmente el más utilizado para producir microcápsulas de ingredientes para
 la industria alimentaria. No obstante, un punto crítico en el proceso es la
adecuada selección de los materiales de recubrimiento que, en el caso de
 los probióticos, no deben ser tóxicos para los microorganismos, sino brindar
protección contra el oxígeno y contra los fluidos gastro-intestinales. Además
de estas características, deben disolverse bajo las condiciones del intestino
grueso o colon. Esto último implica que el material que se use para el
 recubrimiento de los probióticos y que a su vez forma la pared de las
 microcápsulas, debe liberar a los probióticos cuando lleguen al colon.
 Una gran ventaja de este método de microencapsulación es que pueden
incorporarse solos o combinados con proteínas, lípidos o carbohidratos.
Algunos de estos tienen una función prebiótica, es decir, son ingredientes
 específicos que sirven para proteger dentro del alimento y durante en el
trayecto hacia el colon a los microorganismos, y además sirven como alimento
 para el crecimiento y la reproducción de los probióticos una vez que se liberan.
Las microcápsulas deben ser diseñadas de acuerdo a cada tipo de
aplicación para asegurar que, al estar en el alimento, los probióticos
 sigan aptos para reproducirse cuando alcancen el medio propicio y producir
 los efectos benéficos que se esperan de ellos.
Los probióticos microencapsulados pueden aplicarse en helados, embutidos,
 quesos, rellenos de galletas e incluso en productos de panificación, aunque
 en este último caso es necesario que la protección sea suficiente para
 soportar la temperaturas de horneado o bien que se adicionen en etapas
posteriores con cubiertas extras como películas para asegurar su viabilidad.
Dado que el pan es un producto de alto consumo por la población y de
 bajo costo es un muy buen vehículo para aumentar el consumo de
 probióticos, lo que contribuye a una mejor salud intestinal reduciendo
el riesgo de padecer síndrome de colon irritable y mejorando la respuesta
del sistema inmune, entre otros beneficios.
Este es un gran ejemplo de cómo la Ciencia y Tecnología de los Alimentos,
 actúa en favor de la salud de la sociedad.
Referencias:

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