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LA PAPAYA: UNO DE LOS “MEDICAMENTOS” MÁS EFICACES DEL MUNDO 
 
 
 
 
En Iberoamérica se dice que “una papaya al día mantiene al doctor en la 
lejanía”. Y es que además de por su agradable sabor esta fruta tropical es 
especialmente valorada por sus cualidades nutricionales que le confieren 
notables propiedades terapéuticas. Se sabe, por ejemplo, que es una 
excelente fuente natural de vitamina C, que aporta algunos de los 
minerales más necesarios para el organismo, que mejora la digestión, 
alcaliniza el cuerpo, colabora en la quema de grasas y ayuda a paliar los 
síntomas de algunas enfermedades degenerativas además de ser 
antiinflamatoria, activadora de la circulación sanguínea y cicatrizante 
natural entre otras cualidades que explican por qué al papayo –del que se 
obtiene esta fruta- se le conoce como “el árbol de la buena salud”.
 
 
Originaria de México o de los Andes peruanos –dependiendo de la fuente que 
se consulte- la papaya es una deliciosa fruta ovalada de pulpa anaranjada, 
piel amarillenta y semillas negras que se puede consumir en forma de fruta 
fresca, zumo, batido o helado así como en ensaladas. Utilizándose también 
las semillas y las hojas con fines terapéuticos. Hablamos de una fruta que 
también recibe los nombres capaídso, fruta bomba, lechosa, mamao, mamón, 
melón zapote, naimi, nampucha, pucha y paque que en Iberoamérica -donde se 
consume desde tiempo inmemorial- se considera un auténtico regalo de la 
naturaleza ya que posee contrastadas propiedades nutricionales y 
terapéuticas. De ahí que se resuman sus cualidades con un popular dicho: 
"Una papaya al día mantiene al doctor en la lejanía". Propiedades, por 
otra parte, confirmadas hoy científicamente.
 
 
Muy rica en agua (86,8%) y carbohidratos (12,18%) -la mayoría azúcares 
simples- contiene también varias vitaminas. Entre ellas betacaroteno o 
provitamina A -muy beneficiosa para la piel, el pelo, las uñas, la vista y 
el buen funcionamiento del sistema inmune- en mayor proporción incluso que 
las zanahorias-, algunas del complejo B (en concreto B1, B3 y B6) que 
ayudan a limpiar de toxinas la sangre y la C -ésta en mayor cantidad que 
en frutas como naranjas, pomelos o limones y por eso se recomienda para 
prevenir resfriados y estados gripales, bronquiales y pulmonares-. De 
hecho los expertos consideran que media papaya basta para cubrir la 
cantidad mínima de vitamina C que necesita un adulto a diario. En cuanto a 
los minerales contiene algunos de los más necesarios como el calcio, el 
hierro, el magnesio, el fósforo y el potasio (mineral éste del que la 
papaya contiene cantidades importantes). Todo lo cual hace su consumo 
idóneo para prevenir accidentes cardiovasculares, enfermedades 
degenerativas, dolencias mentales e, incluso, cáncer además de proteger la 
piel de los daños producidos por los rayos del sol.
 

Con la evidente ventaja de que su contenido calórico es bajo: media fruta 
de tamaño medio aporta sólo 70 calorías. Sirva como comparación que una 
ración de 100 gramos de papaya contiene siete veces menos calorías que la 
misma cantidad de plátano. Y si a ello añadimos que contiene menos de un 
0,1% de grasa, que su consumo produce una rápida sensación de saciedad y 
que tiene efecto laxante por su contenido en fibra entenderemos porqué se 
la considera un elemento ideal en muchas dietas de adelgazamiento. 
Pensemos que la fibra contribuye a mejorar el tránsito intestinal, a 
reducir las tasas de colesterol en sangre y a controlar los niveles de 
glucemia en las personas diabéticas.
 
 
Por otra parte también contiene ácidos málico, cítrico, galacturónico y
acetoglutárico. Aunque lo que probablemente la convierte en un alimento 
único es el hecho de que no se conoce ninguna otra fruta que, incluso no 
madura, alcalinice tanto el organismo. Por eso las personas que padecen 
acidosis encuentran rápido alivio si empiezan el día desayunando papaya.
 
 
Y ADEMÁS MEJORA LAS DIGESTIONES
 
 
Además el papayo posee -tanto sus hojas como el fruto- propiedades 
digestivas. Los libros de historia recogen que durante el descubrimiento 
de América muchos de los conquistadores españoles sufrieron indigestión y 
problemas intestinales explicando que cuando tomaron la jugosa fruta que 
les ofrecían los indígenas -que acompañaban su gesto con la palabra 
papaiá, que significa “sienta bien”- sus problemas desaparecieron.
 
 
 ¿Y a qué se deben esas propiedades digestivas? Pues a uno de sus 
componentes “estrella”: la papaína. Se trata de una enzima proteolítica, 
es decir, con capacidad para descomponer las proteínas de los alimentos y 
neutralizar los ácidos gástricos que es muy similar a la pepsina, otra 
enzima que forma parte de nuestros jugos estomacales y que precisamente se 
encarga de desdoblar las proteínas y de favorecer el proceso digestivo.
 
 
Pero si hay algo que hace especial a la papaína es el hecho de que se ha 
comprobado que sólo digiere las proteínas de los tejidos muertos y que es 
inactiva frente a los vivos. De ahí que se le haya dado el título de 
“bisturí biológico” y que decenas de investigadores de todo el mundo estén 
estudiando las posibilidades terapéuticas de este singular hallazgo. Fruto 
de estas investigaciones es, por ejemplo, la consideración de que la 
papaína es un eficaz estimulante digestivo y un potente antiinflamatorio. 
También se sabe que tiene propiedades analgésicas. De hecho en Estados 
Unidos su uso ha sido aprobado para calmar el dolor. En concreto lo que se 
utiliza es la quimopapaína extraída de aquélla para, mediante inyecciones 
intradiscales, eliminar el dolor provocado por las hernias ya que 
hidroliza los proteoglicanos que se acumulan en los discos 
intervertebrales causando dolor. Es todavía un tratamiento experimental 
pero sólo en Norteamérica más de 30 especialistas están ya utilizándolo de 
forma habitual.
 

Por otro lado algunos investigadores han comprobado que la papaína ayuda 
a vigorizar el sistema endocrino, neutraliza las toxinas del tétanos y la 
difteria, licua el pus, limpia internamente las heridas infectadas e 
incrementa la producción de leche en mujeres que están amamantando además 
de contribuir a solucionar cierto tipo de esterilidad femenina provocada 
por la inflamación de la mucosa uterina.
 
 
También es importante subrayar que la acción conjunta de la papaína y la 
carpaína -un alcaloide que contiene- mejora la actividad de la vesícula 
biliar y de la circulación sanguínea así como los síntomas de 
insuficiencia cardiaca y las taquicardias. Ambos elementos explican que la 
papaya ayude a digerir las carnes y comidas pesadas, mejore y facilite el 
proceso de la digestión y ayude a la quema de grasas con lo que desarrolla 
un efecto adelgazante, desintoxicante y depurativo de forma natural. 
También digiere las pectinas y ciertos azúcares y lípidos. De hecho en 
terapias digestivas se utiliza para compensar la falta de secreciones 
gastroduodenales y pancreáticas.
 
 
Su consumo resulta también adecuado en las digestiones pesadas, las 
gastritis, las hernias de hiato o la acidez de estómago. Asimismo su 
acción suavizante y antiséptica sobre las mucosas digestivas la hacen muy 
útil en caso de gastroenteritis y colitis de cualquier tipo así como en 
situaciones de estreñimiento o colon irritable. Pero, ¡ojo!: buena parte 
de esos efectos terapéuticos se deben a la papaína y esa sustancia sólo se 
encuentra en las hojas del papayo y en la fruta que está en su punto; 
cuando la papaya está muy madura pierde gran parte de la enzima. Téngalo 
en cuenta a la hora de adquirirla.
 
 
 
FUENTE DE SALUD
 
 
Y no es todo: otros estudios han demostrado que además de propiedades 
digestivas la papaya tiene propiedades diuréticas, antioxidantes, 
reductoras de los niveles de bilirrubina, antigonorreicas, analgésicas, 
relajantes del músculo esquelético, anticoagulantes, hipotensoras, 
antiinflamatorias, broncodilatadoras, tranquilizantes, espasmolíticas y 
antifúngicas (vea más propiedades en el recuadro adjunto). También es un 
excelente cicatrizante natural (interno y externo) y ayuda a curar 
úlceras. Además sus semillas frescas contienen un compuesto llamado 
carpasemina que destruye las amebas y distintos parásitos intestinales lo 
que explica su clara acción terapéutica sobre algunos casos de diarreas 
crónicas.
 

Por otro lado la papaya contribuye a que el cuerpo produzca más arginina, 
un aminoácido esencial que activa la hormona de crecimiento, importante 
para el rejuvenecimiento de las células y la reconstrucción de células en 
el hígado, los músculos y los huesos. Incluso la piel se beneficia de la 
arginina: se vuelve suave y es capaz de regenerarse. Además este 
componente previene la aparición de pecas producidas por el sol y ayuda a 
evitar la aparición de arrugas y signos de envejecimiento en la piel.
 

Es más, según investigadores de la Universidad Estatal Rusa la 
utilización tópica del jugo extraído de esta fruta acelera la curación de 
heridas y quemaduras en la piel ya que también tiene propiedades 
antibacterianas y debilita las enzimas excretadas por los patógenos en las 
heridas facilitando así la cicatrización. Además la inflamación es menor y 
la lesión se cura más rápidamente. Incluso llegan a afirmar que “la acción 
de la papaya incrementa quinientas veces el poder de exterminación de 
bacterias patógenas por el propio cuerpo”.
 

Y hay que decir que a conclusiones similares llegó un grupo de expertos de 
la Universidad de Burdeos (Francia) que tras realizar exhaustivos estudios 
afirman que la papaya es efectiva para tratar las heridas infectadas, las 
fístulas y la osteomielitis (infección del hueso), entre otras dolencias.
 Investigaciones más recientes señalan que incluir papaya en la dieta 
diaria podría contribuir a reducir hasta en un 30% la probabilidad de 
accidentes cerebrales y a evitar cánceres como el de próstata, vejiga, 
esófago, estómago, mama, colon y cuello de útero.
 

Además se emplea con éxito desde hace tiempo para paliar los síntomas de 
enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y para prevenir la 
degeneración visual asociada a la edad.
 

NUMEROSAS INDICACIONES TERAPÉUTICAS
 

Cabe agregar, por lo ya dicho, que su consumo está especialmente 
recomendado para quienes tienen problemas para masticar, estómagos 
delicados o padecen digestiones pesadas. Y también a quienes estén en 
riesgo de sufrir carencias de vitaminas A y/o C por no tolerar los 
cítricos o los vegetales, a las personas que tengan dificultades para 
digerir las proteínas o los lípidos o que atraviesen situaciones en las 
que sus necesidades nutritivas sean especiales a causa de, por ejemplo, 
estar en pleno periodo de crecimiento, de estrés y/o de defensas 
disminuidas o de hacer esfuerzos físicos importantes. Además como la 
vitamina C aumenta la absorción de hierro –mineral que, de por sí, 
contiene esta fruta- se aconseja tomar papaya a quienes padezcan anemia 
ferropénica. También por su riqueza en potasio y bajo aporte de sodio 
resulta muy recomendable para hipertensos o pacientes cardiovasculares. Es 
más, quienes toman diuréticos que eliminan potasio o las personas con 
bulimia –que se autoinducen vómitos- se beneficiarán de su consumo (en el 
recuadro adjunto se recogen más indicaciones de la papaya).
 

Eso sí, aunque no existen en la literatura científica datos acerca de 
reacciones adversas al consumo de papaya en dosis normales se recomienda 
consultar con un profesional de la salud en caso de embarazo o lactancia 
(más que nada por precaución ya que no hay estudios al respecto). Por 
supuesto, quienes sean sensibles a la papaína –algo muy raro- deberán 
abstenerse de ingerirla.
 
 
 
ELIJA BIEN
 
 
 
En suma, si se anima a beneficiarse de las propiedades nutricionales y 
terapéuticas de la papaya sepa que este exótico producto puede encontrarse 
en nuestros mercados en cualquier época del año ya que esta fruta ocupa el 
primer puesto mundial en lo que a exportación se refiere. Eso sí, elija 
las papayas con el tacto -la pulpa debe ceder ligeramente- más que con la 
vista. Así se asegurará de que la fruta mantiene todas sus propiedades ya 
que, como mencionábamos, gran parte de la papaína se pierde cuando la 
fruta está demasiado madura. Y tampoco debe ingerirse demasiado verde.
 
 
 
Terminamos recordándole que si no encuentra papaya en el mercado hoy se 
comercializa en forma de pulpa, batidos, cápsulas y pastillas.
 
 
 
L. J.
 
 
 
Una fruta muy saludable
 
 
 
La papaya, según las numerosas investigaciones existentes, es:
 
 
 
-Alcalinizante.
 -Analgésica.
 -Antiinflamatoria.
 -Antimicrobiana.
 -Antioxidante.
 -Antiséptica.
 -Cicatrizante.
 -Depurativa.
 -Desintoxicante.
 -Digestiva.
 -Diurética.
 -Vermífuga (elimina los parásitos intestinales).
 
 
 
Y además:
 
 
 
-Ayuda a controlar los niveles de glucemia.
 -Ayuda a eliminar grasas.
 -Blanquea los dientes (masticar su pulpa parece provocar este efecto).
 -Disminuye la tasa de colesterol en sangre.
 -Evita la formación de gases.
 -Facilita el bronceado.
 -Favorece el buen funcionamiento del hígado, el páncreas y el corazón.
 -Licua el pus.
 -Mejora el ritmo cardiaco y la circulación.
 -Mejora y protege la piel.
 -Potencia el sistema endocrino.
 -Previene la degeneración visual.
 -Reduce el riesgo de padecer múltiples dolencias, incluido el cáncer.
 -Refuerza al sistema inmune.
 -Sacia.
 
 
 
Indicaciones de la papaya
 
 
 
De forma tópica o sistémica la papaya se puede emplear para el tratamiento 
-entre otras dolencias- de:
 
 
 
-Acidez o ardor de estómago.
 -Amigdalitis.
 -Anemia ferropénica.
 -Colesterolemia.
 -Colitis.
 -Colon irritable.
 -Crisis de taquicardia.
 -Diabetes.
 -Diarrea.
 -Difteria.
 -Digestiones pesadas.
 -Eccemas.
 -Estreñimiento.
 -Fístulas.
 -Gastritis.
 -Gastroenteritos.
 -Gota.
 -Hematomas.
 -Heridas infectadas.
 -Hernia de hiato.
 -Hernias discales.
 -Hiperuricemia.
 -Inflamaciones.
 -Insuficiencia cardiaca.
 -Osteomielitis (infección de hueso).
 -Parásitos intestinales.
 -Parkinson.
 -Psoriasis.
 -Quemaduras.
 -Sobrepeso.
 -Tétanos.
 -Úlceras corneales.
 -Verrugas.

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