El riesgo de infanticidio impulsó la monogamia
Un estudio revela las raíces evolutivas más profundas de esta fórmula de emparejamiento
La monogamia es el modelo de relación de pareja imperante en la mayor parte de las naciones desarrolladas, pero ¿cuál es la raíz evolutiva de esta práctica? Profundizando en el desarrollo de la monogamia en nuestros parientes más cercanos, los primates, los científicos han logrado establecer el primer objetivo de la monogamia: evitar el asesinato de las crías a manos de machos no emparentados con ellas. Y que a este primer paso le siguieron otros: la implicación de los padres en la crianza y un mayor desarrollo cerebral de la descendencia. Por Yaiza Martínez.
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Se considera monógama cualquier relación de pareja que mantiene un vínculo sexual exclusivo. En los humanos, esta fórmula se ha convertido en el modelo imperante en los últimos siglos en la mayor parte de las naciones desarrolladas, a pesar de que la mayoría de las culturas conocidas han practicado la poligamia (tener múltiples parejas) y que ésta aún se practica en algunas partes de África, Asia, Oriente Medio y Norteamérica. Por otra parte, la poligamia ha sido anulada sólo recientemente en países como Nepal, la India o China.
Los científicos han indagado durante años en las razones de esta evolución de las relaciones de pareja para encontrarle un sentido evolutivo. Así, en 2012, por ejemplo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de British Columbia (UBC) de Canadá sugirió que el matrimonio monógamo se generalizó porque entraña diversas ventajas evolutivas, como el hecho de favorecer una atención esmerada de los hijos.
En cuanto a las raíces evolutivas de la monogamia, se ha teorizado que su desarrollo en mamíferos podría haber respondido a la necesidad de preservar a hembras solitarias de machos rivales o al riesgo de infanticidio: que surgiera por la necesidad de que los machos protegiesen a sus crías de otros machos rivales.
El infanticidio como primera causa
Una reciente investigación, llevada a cabo por especialistas de las Universidades de Manchester, Oxford y Auckland y del University College London (UCL) respalda esta última hipótesis sobre el origen de la monogamia.
Según los autores del estudio, la causa de esta práctica radicaría en el peligro de que la descendencia fuese asesinada por machos no emparentados con ella, publica el UCL en un comunicado difundido por AlphaGalileo.
Por otra parte, en la investigación también se ha descubierto que, a partir de la emergencia de la monogamia, los machos se volvieron más propensos a cuidar a su descendencia; a protegerla de otros machos, y a compartir la carga de la crianza.
Esta es el primer estudio que demuestra una vía evolutiva semejante para la emergencia de la vida en pareja. El antropólogo del UCL, Kit Opie, director de la investigación, publicada por PNAS, explica que ésta supone “la primera prueba sistemática de las teorías de la evolución sobre la monogamia; y la primera vez que se demuestra de manera concluyente que el infanticidio fue lo que condujo a esta práctica. (Estos hallazgos) nos acercan al final de un debate sobre el origen de la monogamia en primates”.
Cuando son completamente dependientes de sus madres, las crías se encuentran en una situación de vulnerabilidad máxima, porque las hembras retrasan una nueva concepción durante la lactancia y el crecimiento de su descendencia. Este hecho convierte a los machos no emparentados con las crías en un peligro para ellas, porque matarlas favorece una nueva concepción.
Los científicos han indagado durante años en las razones de esta evolución de las relaciones de pareja para encontrarle un sentido evolutivo. Así, en 2012, por ejemplo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de British Columbia (UBC) de Canadá sugirió que el matrimonio monógamo se generalizó porque entraña diversas ventajas evolutivas, como el hecho de favorecer una atención esmerada de los hijos.
En cuanto a las raíces evolutivas de la monogamia, se ha teorizado que su desarrollo en mamíferos podría haber respondido a la necesidad de preservar a hembras solitarias de machos rivales o al riesgo de infanticidio: que surgiera por la necesidad de que los machos protegiesen a sus crías de otros machos rivales.
El infanticidio como primera causa
Una reciente investigación, llevada a cabo por especialistas de las Universidades de Manchester, Oxford y Auckland y del University College London (UCL) respalda esta última hipótesis sobre el origen de la monogamia.
Según los autores del estudio, la causa de esta práctica radicaría en el peligro de que la descendencia fuese asesinada por machos no emparentados con ella, publica el UCL en un comunicado difundido por AlphaGalileo.
Por otra parte, en la investigación también se ha descubierto que, a partir de la emergencia de la monogamia, los machos se volvieron más propensos a cuidar a su descendencia; a protegerla de otros machos, y a compartir la carga de la crianza.
Esta es el primer estudio que demuestra una vía evolutiva semejante para la emergencia de la vida en pareja. El antropólogo del UCL, Kit Opie, director de la investigación, publicada por PNAS, explica que ésta supone “la primera prueba sistemática de las teorías de la evolución sobre la monogamia; y la primera vez que se demuestra de manera concluyente que el infanticidio fue lo que condujo a esta práctica. (Estos hallazgos) nos acercan al final de un debate sobre el origen de la monogamia en primates”.
Cuando son completamente dependientes de sus madres, las crías se encuentran en una situación de vulnerabilidad máxima, porque las hembras retrasan una nueva concepción durante la lactancia y el crecimiento de su descendencia. Este hecho convierte a los machos no emparentados con las crías en un peligro para ellas, porque matarlas favorece una nueva concepción.
La importancia del padre para la inteligencia
Un beneficio adicional de la monogamia habría sido el que los padres pasaran a compartir el cuidado de los hijos, lo que a su vez permitió a las hembras tener otros hijos más pronto (acelerar su reproducción) y tener una descendencia más valiosa, más inteligente.
Las considerables exigencias cognitivas de las sociedades complejas han provocado que muchas especies de primates tengan cerebros grandes y “costosos”, cuyo desarrollo implica esfuerzo y tiempo; y que la descendencia madure más lentamente.
En este sentido, los padres cuidadores habrían ayudado a aliviar la carga de las madres, derivada del cuidado de crías con una infancia prolongada; impulsando así la expansión de su cerebro, como ocurrió en nuestra especie. Susanne Shultz, de la Universidad de Manchester, explica a este respecto que “una vez que los padres decidieron cuidar de su descendencia, las madres pudieron cambiar sus decisiones reproductivas y tener más hijos inteligentes”.
Características del estudio
Para descubrir la vía evolutiva que llevó a la monogamia, los científicos reunieron datos de 230 especies de primates. A continuación, los colocaron en un árbol familiar, de relaciones entre estas especies.
Utilizando métodos de inferencia bayesiana (que emplea evidencias u observaciones para deducir la probabilidad de que una hipótesis pueda ser cierta), los científicos ejecutaron la evolución de dichas especies.
De esta forma, descubrieron cómo diversos comportamientos evolucionaron conjuntamente a lo largo del tiempo, y qué comportamiento evolucionó primero.
Esto les permitió determinar la cronología de la evolución de la monogamia, y demostrar que el infanticidio por parte de los machos fue la causa del paso de un sistema de emparejamiento múltiple a la monogamia en primates; y también que el cuidado de las crías por parte de ambos progenitores, así como la crianza solitaria por parte de las hembras fueron resultado de la monogamia, y no su causa.
Un beneficio adicional de la monogamia habría sido el que los padres pasaran a compartir el cuidado de los hijos, lo que a su vez permitió a las hembras tener otros hijos más pronto (acelerar su reproducción) y tener una descendencia más valiosa, más inteligente.
Las considerables exigencias cognitivas de las sociedades complejas han provocado que muchas especies de primates tengan cerebros grandes y “costosos”, cuyo desarrollo implica esfuerzo y tiempo; y que la descendencia madure más lentamente.
En este sentido, los padres cuidadores habrían ayudado a aliviar la carga de las madres, derivada del cuidado de crías con una infancia prolongada; impulsando así la expansión de su cerebro, como ocurrió en nuestra especie. Susanne Shultz, de la Universidad de Manchester, explica a este respecto que “una vez que los padres decidieron cuidar de su descendencia, las madres pudieron cambiar sus decisiones reproductivas y tener más hijos inteligentes”.
Características del estudio
Para descubrir la vía evolutiva que llevó a la monogamia, los científicos reunieron datos de 230 especies de primates. A continuación, los colocaron en un árbol familiar, de relaciones entre estas especies.
Utilizando métodos de inferencia bayesiana (que emplea evidencias u observaciones para deducir la probabilidad de que una hipótesis pueda ser cierta), los científicos ejecutaron la evolución de dichas especies.
De esta forma, descubrieron cómo diversos comportamientos evolucionaron conjuntamente a lo largo del tiempo, y qué comportamiento evolucionó primero.
Esto les permitió determinar la cronología de la evolución de la monogamia, y demostrar que el infanticidio por parte de los machos fue la causa del paso de un sistema de emparejamiento múltiple a la monogamia en primates; y también que el cuidado de las crías por parte de ambos progenitores, así como la crianza solitaria por parte de las hembras fueron resultado de la monogamia, y no su causa.
¿Qué ocurrió con otros mamíferos?
Otro estudio reciente, en este caso realizado en la Universidad de Cambdrige (Reino Unido) y con mamíferos de todo tipo ha arrojado, sin embargo, resultados distintos a los hallados por Opie y su equipo.
Según esta segunda investigación, publicada por Science, la monogamia social habría surgido en especies en las que las hembras están dispersas (especies individualistas o que forman sociedades de hembras) como estrategia de apareamiento, esto es, en situaciones en las que los machos no podían defender el acceso a más de una hembra.
Para alcanzar esta conclusión, los investigadores clasificaron a 2.500 especies de mamíferos solitarios, socialmente monógamos o cuyas hembras viven en grupo. La clasificación reveló que el 9% de los mamíferos son socialmente monógamos, incluyendo algunos roedores, varios primates, y algunos carnívoros, como los chacales, los lobos o los suricatos.
"Cuando las hembras están muy dispersas", explican los autores de este estudio en un comunicado de la Universidad de Cambridge, "la mejor estrategia para el macho es seguir con una de ellas, defenderla, y asegurarse de que él engendra toda su descendencia. En definitiva, la mejor estrategia de un macho es ser monógamo".
En lo que sí coincide esta investigación con la anterior es en señalar que el cuidado paterno de las crías se desarrolló tras establecerse la monogamia y, por tanto, parece haber sido una consecuencia y no una causa de la evolución de esta práctica.
Otro estudio reciente, en este caso realizado en la Universidad de Cambdrige (Reino Unido) y con mamíferos de todo tipo ha arrojado, sin embargo, resultados distintos a los hallados por Opie y su equipo.
Según esta segunda investigación, publicada por Science, la monogamia social habría surgido en especies en las que las hembras están dispersas (especies individualistas o que forman sociedades de hembras) como estrategia de apareamiento, esto es, en situaciones en las que los machos no podían defender el acceso a más de una hembra.
Para alcanzar esta conclusión, los investigadores clasificaron a 2.500 especies de mamíferos solitarios, socialmente monógamos o cuyas hembras viven en grupo. La clasificación reveló que el 9% de los mamíferos son socialmente monógamos, incluyendo algunos roedores, varios primates, y algunos carnívoros, como los chacales, los lobos o los suricatos.
"Cuando las hembras están muy dispersas", explican los autores de este estudio en un comunicado de la Universidad de Cambridge, "la mejor estrategia para el macho es seguir con una de ellas, defenderla, y asegurarse de que él engendra toda su descendencia. En definitiva, la mejor estrategia de un macho es ser monógamo".
En lo que sí coincide esta investigación con la anterior es en señalar que el cuidado paterno de las crías se desarrolló tras establecerse la monogamia y, por tanto, parece haber sido una consecuencia y no una causa de la evolución de esta práctica.
Referencias bibliográficas:
Christopher Opie, Quentin D. Atkinson, Robin I. M. Dunbar, and Susanne Shultz. Male infanticide leads to social monogamy in primates. PNAS (2013). DOI:10.1073/pnas.1307903110.
D. Lukas, T. H. Clutton-Brock. The Evolution of Social Monogamy in Mammals. Science (2013). DOI:10.1126/science.1238677.
Christopher Opie, Quentin D. Atkinson, Robin I. M. Dunbar, and Susanne Shultz. Male infanticide leads to social monogamy in primates. PNAS (2013). DOI:10.1073/pnas.1307903110.
D. Lukas, T. H. Clutton-Brock. The Evolution of Social Monogamy in Mammals. Science (2013). DOI:10.1126/science.1238677.
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