La energía eólica, esencial frente al cambio climátic

La energía eólica, esencial frente al cambio climático

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Una de las fuentes de energía alternativa con mayor potencial es el viento.  Alrededor del mundo hay cada vez más plantas eólicas, lo que demuestra que los gobiernos por fin están contemplando el viento como una fuente viable y seria de energía renovable.  Según un reporte del Global Wind Energy Council (www.gwec.net) o GWEC (consejo global de energía eólica), la capacidad de la energía derivada del viento creció globalmente durante el año 2012 en un 20%.  Ésta es una muy buena noticia, sin duda alguna, y México, afortunadamente, forma parte de esta tendencia.

Australia, un país reconocido por su dependencia del carbón, ha anunciado que la energía eólica es más barata que el carbón y que el gas.  Es sintomático de una tendencia general, reconocida por Greenpeace (www.greenpeace.org), que las cosas pueden cambiar.  Con la voluntad necesaria y la inversión acertada, convertir el viento en energía es una muestra de sustentabilidad por excelencia.

No sólo Australia está invirtiendo en esta energía, sino también la India, Tailandia, Japón, el Reino Unido, Dinamarca, hasta Arabia Saudita, entre otros países.  Después del devastador tsunami en Japón la seguridad de la industria de la energía nuclear ha sido seriamente cuestionada para el futuro y, como consecuencia, ese país está invirtiendo por primera vez en energía eólica, como una alternativa directa de la energía nuclear.  Es lamentable que tuvieran que sufrir un tsunami para llegar a esa conclusión, pero es muestra de cómo el ser humano siempre sigue aprendiendo de los desastres para mejorar la situación hacia un futuro más viable.  Dinamarca es un país ejemplar, pues se ha comprometido a que todas sus necesidades energéticas sean derivadas de fuentes sustentables para el año 2050.  Islandia también ha adoptado una política muy desarrollada para lograr el uso de energía renovable en todo su territorio.  Será el primer país en cumplir con todos sus requerimientos de energía desde fuentes renovables, en un futuro cercano.

En el caso de México, el sitio que nos orienta sobre los esfuerzos en nuestro propio país es el de la AMDEE: la Asociación Mexicana de Energía Eólica, A.C. (www.amdee.org).  Nace en 2005 “para promover la generación y desarrollo de la energía eólica en México, representando a los desarrolladores de proyectos eólicos ante las autoridades, sectores económicos y la sociedad en general.  Nuestra Misión es promover el desarrollo y crecimiento de la industria de la energía eólica en México a través de la construcción, instalación, operación y mantenimiento de parques eólicos de gran escala, así como impulsar el desarrollo de la industria nacional vinculada con la fabricación, transporte y suministro de partes para este sector”.

Como lo explica la AMDEE, la energía eólica es limpia, además de abundante y confiable.  Un caso de éxito está en el Istmo de Tehuantepec, en el Estado de Oaxaca, donde el viento sopla con muchas ganas.  La energía eólica sólo de esta área podría suministrar un 7% de nuestras necesidades de energía a nivel nacional.  Por ello, la presencia de turbinas en esta región, exitosamente trabajando para surtirnos de energía renovable.

Queremos llegar a generar la suficiente energía mediante el poder del viento, comparable con los ejemplos de Dinamarca y España, por razones tanto económicas como de empleo – podría impulsar el trabajo en áreas deprimidas – y porque la manera de convertir el viento en energía es, ambientalmente hablando, de bajo impacto. Algunas personas se manifiestan en contra de las turbinas pero en general no hay mucha protesta, porque a final de cuentas depender de energía renovable es mucho más preferible.

Actualmente (en diciembre 2012) se encuentran 14 proyectos de energía eólica en Oaxaca y otros dos en Chiapas y Baja California, todos en regiones de mucho viento.  Existen en nuestro país aplicaciones de mayor escala desde la década de los ‘70s y habrá nuevos proyectos, sin duda, para contrarrestar no sólo la crisis del petróleo, sino además los terribles daños ambientales causados a raíz del uso de combustibles fósiles.