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El Tao de la sexualidad femenina

Extraído del libro EL TAO DE LA MUJER, Maitreyi D. Piontek
1. La Sexualidad Natural
Los taoístas piensan que la fuerza sexual es la base de la creatividad, de la salud, de la vitalidad e incluso de la espiritualidad. El objetivo principal del Tao de la sexualidad es la curación, el incremento y la transformación de esta intensa energía.
Las mujeres aprenden a liberar la energía y la fuerza de los ovarios, y  los hombres, la fuerza del semen, para en ambos casos reconducirla conscientemente dentro del cuerpo. De esta forma se inicial el proceso interno de autocuración.
Pero para dirigir y utilizar conscientemente la fuerza sexual, para conservarla y refinarla, es necesario comprender la esencia de la sexualidad; esto significa investigar y descubrir las diferentes caras de la propia sexualidad.
En público, la sexualidad es un tema recurrente. Especialmente el cuerpo femenino es comercializado con éxito como objeto de placer y, sin duda alguna, utilizado como efectivo gancho publicitario. Los deseos y fantasías de los hombres, las refinadas campañas de publicidad, y la pornografía, divulgan una imagen de la mujer, que, aunque se vende bien, no necesariamente se corresponde con la sexualidad femenina ni con lasnecesidades y deseos de las mujeres. A muchas mujeres las hace sentirse más
inseguras en su comportamiento sexual y en la aprobación de sus propios sentimientos.
La sexualidad personal sigue siendo, ahora igual que antes, un ámbito tabú, una zona gris, sobrecargada con muchos sentimientos entremezclados, anhelos, dolores, vivencias negativas, sentimientos de culpa y malentendidos, que pueden estrangular y bloquear el fluir natural de la sexualidad en los planos corporal, energético, emocional y físico. Cómo le
va a uno con su propia sexualidad es siempre un secreto bien guardado. Las ansias, los miedos y los conflictos personales, a menudo no se confían ni a la pareja ni a la mejor amiga, a quienes tampoco se les involucra en ellos.
El Tao nos anima a aceptar la propia responsabilidad también en el ámbito de la sexualidad. Esto significa aprender a orientar la propia sexualidad, la propia energía, a sanarla y desarrollarla y también a conocer los propios sentimientos y preferencias, así como aprender a comunicarse con la pareja.
El Tao de la sexualidad quiere abrirle la puerta hacia una sexualidad natural, para que la fuerza sexual pueda fluir y usted pueda disponer de ella en todo momento, como la enorme fuente de energía que es.
2. La esencia de la fuerza sexual.
Las vivencias traumáticas, la educación, las imposiciones religiosas, las relaciones de pareja ya establecidas o la soledad, así como la inseguridad y las emociones del ámbito de la sexualidad, a veces impiden totalmente que se pueda reconocer la auténtica función de la fuerza sexual. La posibilidad de poder reproducirse a partir de uno mismo diferencia fundamentalmente la fuerza sexual de otras fuerzas naturales y energías.
Esta propiedad biológica contiene una cualidad constantemente presente, que se puede percibir especialmente bien en la excitación sexual. Esta fuerza sexual se podría comparar a un “turbo”
Con la sexualidad todos los sentimientos, energías, deseos y pensamientos se intensifican. Mediante la sexualidad se intensifica lo que previamente ya existía. Esta función de turbo es utilizada por los taoístas para la autocuración y para el crecimiento espiritual, conectando conscientemente la fuerza sexual con el amor, el silencio del corazón y los centros energéticos superiores.
La fuerza sexual puede ser fomentada y ejercitada en el plano energético con técnicas como el circuito energético menor. Desgraciadamente, no sólo los sentimientos positivos salen reforzados por la fuerza sexual, sino también todas las emociones desagradables que en algún momento se relegaron al subconsciente. Las vivencias o impresiones no digeridas o no elaboradas se intensifican o se reactivan.
Esto explica -¡lo cual no significa que lo justifique!- por qué a través de la sexualidad salen a la luz tantas barbaridades, tanta violencia y destructividad. Por eso es aún más importante curar las antiguas heridas y los problemas, dejar que entren en nosotros el amor y el silencio, y cultivarlos, para que la fuerza sexual pueda ser transformada en fuerza curativa y fuerza vital.
Segunda parte
3. La sexualidad femenina
La sexualidad femenina se manifiesta, como todos los procesos naturales, en el eterno intercambio de fuerzas entre el Yin y el Yang. La energía femenina concuerda mejor con la energía del Yin, y por eso la sexualidad de la mujer brota desde más hondo, desde el interior, del sentimiento.
Al contrario que en el hombre, los órganos sexuales en la mujer están situados en la profundidad de sus entrañas, enterrados en su seno. La sexualidad para las mujeres posee una cualidad que crece y se expande de forma totalmente natural a partir de la totalidad, de la armonía interna y de la salud. La capacidad de concebir es otro de los aspectos en los que la sexualidad de la mujer se diferencia de forma esencial de la del hombre.
La capacidad de concebir es una facultad que no sólo está relacionada con el plano biológico y la reproducción. Concebir significa abrirse para ser capaz de acoger. Ésta es una condición extremadamente vulnerable, en que las mujeres a menudo se sienten amenazadas y que puede hacer surgir el miedo, la inseguridad y los bloqueos energéticos. Por eso, para las mujeres, la delimitación, la autoprotección y la autocuración son condiciones previas muy importantes no sólo para la aceptación de la
fuerza sexual y de la sensualidad, sino también para poder entregarse a ellas.
En la antigua China, entre las tareas que le correspondían a la mujer se encontraba el dominio del arte del dormitorio, lo que, dicho sin rodeos, significa que su función consistía en hacer gozar al hombre, y que ella era la responsable de la sensación de placer del hombre y de la duración del juego amoroso. Y para ello aportaba ante todo un cuerpo bello y sano, pero también el conocimiento de diversas técnicas amatorias y unos órganos sexuales bien entrenados.
El como se sentía la mujer misma y como desarrollaba su propio potencial no era un tema al que se concediera mucha importancia. El papel de la mujer consistía en apoyar a su marido, para que ésta pudiera llevar a cabo su tarea en la vida y pudiera desarrollar su propia fuerza interior: y un importante ingrediente lo constituía la fuerza nutritiva del Yin del
cuerpo femenino. Las secreciones vaginales liberadas durante el acto sexual poseen un intenso efecto revitalizante sobre el cuerpo masculino, tal y como los taoístas descubrieron muy pronto.
Esta división de roles patriarcalista no solamente existían en aquella época en China; todavía hoy muchas culturas llevan la marca de este modelo misógino. En el mundo occidental, la revolución sexual y sobre todo el movimiento feminista contribuyeron decisivamente a hacer más transparente este modelo sexual profundamente arraigado, y a la vez, a cuestionarlo.
Pero la sexualidad en Occidente también está marcada y dominada por el principio masculino: se utiliza y se abusa de las mujeres de muy diversas formas como medio para aumentar el placer del hombre. El desarrollo de la sexualidad femenina sólo está empezando. Aún hoy en más de veinte países se le extirpa el clítoris a niñas pequeñas que tienen que soportar dolores
horribles..¡en el siglo veinte!.
No existe ninguna normativa social universalmente aceptada para la liberación de la represión generalizada del placer femenino. Por eso es especialmente importante que una misma se esfuerce personalmente por
desarrollarse sobreponiéndose a los mecanismos enquistados y liberando la
propia feminidad y sexualidad, aprisionadas.
4. Yin y Yang en la sexualidad.
La mayoría de nosotros creemos que una sexualidad plenamente satisfactoria depende de otra persona. Llegar a constituir un todo con otra persona, acoplar el trozo que faltaba, percibirse a través de otra persona y medir la confianza en uno mismo a través de la reacción y el grado del placer generado en la pareja, es un patrón de comportamiento fuertemente enraizado también entre nosotras, las mujeres. Y así es como surgen muchas relaciones a causa del miedo, la inseguridad y la debilidad.
El Tao de la sexualidad busca el eterno intercambio de fuerzas entre el Yin y el Yang, tantro dentro como fuera. Una importante condición previa para una sexualidad plena es, en primer lugar, fortalecer los propios  puntos débiles. Esto, para las mujeres, muchas veces significa desarrollar primero la parte del Yang, con el único objetivo de que puedan aceptar el vulnerable estado de Yin. El ejercicio del huevo y la respiración de los ovarios ofrecen respaldo energético a este problema. El movimiento, el
ejercicio de centralización y la autonomía en lo cotidiano fortalecen adicionalmente el estado del Yang.
El equilibrio del Yin y el Yang en la sexualidad significa también conectar a un nivel profundo el corazón y la fuerza sexual, de modo que los órganos sexuales sean expresión del amor y la paz del corazón; la fuerza sexual aviva el corazón y así el corazón adquiere la fuerza que necesita para liberarse .
La armonía entre el Yin y el Yang también supone integrar los dos opuestos: la tierra fresca que descansa en sí misma recibe en su núcleo el ardiente fuego. El fuego es necesario para calentar el agua y para llevarla al punto de ebullición. El calor excesivo evapora el agua: el cuerpo se reseca y se resquebraja; también la vagina se seca. La sexualidad que acentúa el Yang es excitante, tensa, orientada al punto algido, ardiente, superficial, de corta vida y apremia hacia afuera. A causa de las tensiones interiores y de la estimulación externa, a veces el fuego se vuelve demasiado caliente y resulta incontrolable; en este caso, arrasa con todo y llega a ser destructivo.
La fuerza del Yin enráiza al Yang: así se puede integrar e interiorizar tambien la sexualidad. Una sexualidad marcada por Yin implica abrir el paso a los sentimientos, al sosiego y a la profundidad, y moverse lentamente; la respiración es entonces tranquila y suave. La armonía del Yin y el Yang intenta que ambos aspectos se integren. Una excitación tranquila, una intención sin ser intencionada, hacer sin hacer.
Uno de los problemas más frecuentes hoy en día es que los hombres, debido al estrés del trabajo, son menos activos físicamente y tienen demasiado por fuego. Las mujeres, con frecuencia padecen un enfriamiento corporal debido a la mala alimentación, a los miedos y a las sobrecargas, de modo que el fuego del hombre no basta para calentar el agua de la mujer.
También puede ocurrir que al hombre le falte la fuerza interior que se necesita para conservar su fuego. Esto significa que el acto sexual se completa en un par de minutos, antes de que a la mujer le haya dado tiempo a excitarse.
El Tao le enseña a ser responsable de su propia sexualidad. Es decir, a equilibrar y sanar el cuerpo de modo que el agua del interior no esté demasiado fría. Mediante el movimiento, la alimentación y el entrenamiento de la musculatura de la pelvis se pueden energizar los órganos sexuales y el cuerpo entero; y así no se presiona innecesariamente a la pareja con expectativas que no sólo son imposibles de satisfacer, sino que también envenenarían inútilmente la relación de pareja
5. Deseo, excitación, éxtasis y orgasmo.
Todavía hoy en día muchas mujeres no han encontrado la puerta de acceso hacia su deseo sexual, no han experimentado, o sólo en pequeña medida, la excitación, y nunca han tenido la experiencia de lo que es un orgasmo. Lo que siempre me conmueve profundamente de esta situación es que las mujeres no se atreven a compartir esto con su pareja o sus amigas. Una y otra vez
vienen a mi consulta mujeres desesperadas por este problema, que se sienten desorientadas y solas al considerar que son frígidas o no tienen sentimientos.
Yo todavía no me he encontrado con una mujer que no tenga sentimientos. Con lo que frecuentemente sí me encuentro es con muchas mujeres que nunca se han tomado un poco de tiempo para sí mismas, para descubrir su propia sexualidad y su propio cuerpo. Por eso en la relación sexual, con muchas frecuencia se dejan arrollar por las necesidades de su pareja, se adaptan
a la sexualidad del hombre y renuncian a sí mismas: a costa de los propios sentimientos.
Para los hombres, la sexualidad es un tema central. Los hombres se compran revistas pornográficas y ven películas porno. Las mujeres lo hacen con menos frecuencia. Los hombres acuden a prostíbulos y tienen sus experiencias. Los hombres se masturban más que las mujeres. Los hombres saben lo que quieren, lo que les gusta y lo que les excita.
Lo que a las mujeres las estimula sexualmente y lo que les gusta, este conocimiento lo suelen deducir los hombres de la publicidad, de las películas y de las revistas, pero pocas veces directamente de las mujeres.
Los deseos ocultos y las fantasías provocan en las relaciones malentendidos considerables, ya que normalmente tienen poco que ver con las necesidades reales de la mujer o del hombre.
Si las mujeres no saben lo que les gusta, lo que quieren y lo que no, tampoco se lo pueden hacer saber a su pareja. A esto se añade que muchas mujeres piensan que ellas son las únicas a las que les pasa esto, y se sienten a solas con sus sentimientos. Por miedo a perder a su pareja a lo mejor fingen que sienten deseo, excitación o llegan a simular el orgasmo; y la mayoría de los hombres ni siquiera lo nota.
Tómese el tiempo necesario para descubrir su cuerpo. Acarícieselo y descubra sus partes mas sensibles. Aprenda a tocarse, para dar con lo que a su cuerpo le gusta. ¿Cómo puede estimular su energía sexual? ¿Qué le hace ponerse en marcha, es decir, qué es lo que le excita?.
La sexualidad femenina pasa por la fuerza de los riñones, por el soltarse, por el reblandecimiento. El fortalecimiento de la fuerza de los riñones es imprescindible para enfrentarse a este tipo de problemas. Desarrollar la fuerza interior es también muy útil para superar el miedo a la entrega.
En muchas ocasiones las mujeres tienen un motivo para cerrase sexualmente: o son demasiado sensibles y receptivas, o la sexualidad de su pareja les resulta demasiado ruda o demasiado egoísta para ayudar a la mujer a abrirse.
Un orgasmo no surge así sin más, de la nada. Los orgasmos se hacen, o al menos se fabrica el clima en que puedan darse. El camino más fácil es permitirse la masturbación, tomarse tiempo para la vagina y el clítoris, para descubrir ante qué reacciona usted. Un vibrador, las bolas chinas del amor, un aceite natural, etc., pueden ser un medio para acceder a la excitación y le pueden ayudar a descubrir su propio orgasmo.
Si sabe lo que le gusta, lo más probable es que la sexualidad con su pareja también mejore. Bailar también puede ayudar a las mujeres a sumergirse en el flujo de su energía: el baile sensual, el baile erótico, pero sin pareja, no para gustarle a él, sino por propio placer, para disfrutar de una misma, para activar la propia energía y abrir el paso a la sensualidad.
6. La relación con la sexualidad masculina.
Ser realmente comprendida como mujer por un hombre, no es un privilegio inalcanzable ni una utopía, pero a veces sí resulta un poco difícil. Es necesario que tanto la mujer como el hombre se esfuercen continuamente por comprenderse mutuamente. Si luego surge el contacto sexual, el comportamiento masculino con frecuencia a las mujeres nos parece aún más enigmático; a algunas mujeres la sexualidad masculina les resulta sencillamente incomprensible y la mayoría de las veces, difícil de aceptar.
En este apartado intentaré considerar con un poco más de detalle la sexualidad masculina. Las cuestiones esenciales con respecto a la sexualidad masculina son: ¿qué provoca en mí la sexualidad masculina? y ¿qué significa para mí la excitación masculina? . La respuesta puede ser una difusa mezcla de contradicciones, pero eso no importa. Hágase estas preguntas y mire simplemente en su interior, para ver qué le suscitan estas cuestiones.
A continuación le propongo unas cuantas preguntas más que se puede plantear con respecto a este tema. Resulta muy útil responder a estas preguntas por escrito: escribiendo a veces se logra una mayor claridad mental. Pruebe a hacerlo, sin más.
Preguntas sobre la sexualidad masculina:
¿Qué significa para mí la excitación masculina?
¿Qué provoca en mí la visión de un pene en erección?
¿Cómo reacciono ante los deseos sexuales de un hombre?
¿Provoco de buena gana la energía sexual en el hombre o más bien la
bloqueo?.
En las relaciones sexuales, ¿me gusta controlar la situación o me
entrego a ella?
¿Qué importancia tiene para mí el orgasmo masculino?
¿Me siento responsable de la satisfacción sexual de mi pareja?
¿Acepto los deseos sexuales de mi pareja?
¿Qué es lo que me gusta de la sexualidad de mi pareja?
¿Qué es lo que no me gusta, qué me produce asco, en qué situaciones
me cierro?
Para relacionarse con la sexualidad masculina no existe una receta ideal ni una patente garantizada. En la relación de pareja o en el matrimonio, la sexualidad suele ser un tema central. La sexualidad es un ámbito de la vida que no se comparte con muchas personas. A menudos los contactos sexuales se limitan a una pareja estable.
Sucede a menudo que esas energías quedan inconscientemente bloquedas en las relaciones, porque nunca hemos aprendido -o no quisimos aprender- a desarrollar conscientemente ese ámbito esencial.
En el trato con la sexualidad masculina, oriéntese también por usted misma. ¿Qué provoca en mí? ¿Qué es lo que yo quiero? ¿Qué es lo que no quiero? ¿Qué es lo que no quiero o no puedo hacer? El aspecto esencial en la relación con la sexualidad masculina son sus deseos y su placer, así como la absoluta sinceridad con usted misma y con su pareja. La disposición a desarrollar una sexualidad con su pareja que a los dos les guste, es imprescindible, así como la disposición a ayudarse mutuamente, a
abrirse el corazón y a percibir conscientemente los deseos inconscientes y los miedos.
El hecho de que los hombres no se muevan por el ámbito de los sentimientos tan libremente como las mujeres, puede manifestarse en la experiencia sexual como algo muy molesto para las mujeres. La sexualidad de los hombres brota muchas veces de las tensiones internas y de los sentimientos reprimidos, y se convierte entonces en una válvula de escape placentera
para deshacerse de la basura y el estrés no digeridos.
Cuando la práctica sexual se lleva a cabo sin amor, la basura emocional no le “recicla”, sino que simplemente se vacía donde se puede. Las mujeres  son utilizadas en todo el mundo como “cubos de basura”. A causa de la dependencia y la falta de autonomía, soportan un tipo de sexualidad que no se corresponde con su ser íntimo. Y se dejan maltratar o atormentar: cuando escucho por lo que algunas mujeres pasan voluntariamente, a veces yo misma casi me mareo. A pesar de todo, no debemos olvidar que los
hombres también anhelan ser queridos y aceptados, pero que, con frecuencia, ellos solos no encuentran el camino hacia el corazón y los sentimientos.
Por eso, para nosotras las mujeres es un deber ineludible desarrollar el plano del corazón como amantes, como esposas, como madres, como seres humanos, para introducirlo en las relaciones, para compartir sus cualidades y para cultivarlo juntamente con los demás. Pero no a costa de la sexualidad, sino como el fundamento para una sexualidad sana, vital, llena de creatividad, alegría de vivir y confianza. Se trata de descubrir y desarrollar, con ayuda del otro, una sexualidad que no conozca barreras y
que cure las viejas heridas.

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