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El debate sobre el desarrollo, producción e implementación de semillas transgénicas alrededor del mundo ha sido centro de polémicas en los últimos años. Tanto científicos, como universidades, ambientalistas, organizaciones no gubernamentales y campesinas así como actores políticos y sociales han defendido y atacado el uso de estas en diferentes países. En nuestro país aun no hay una clara posición respecto al tema, por lo cual presentaremos los mitos y realidades de los transgénicos para que cada cual forje su propia opinión y pueda formar parte del debate.
Uno de los principales argumentos en contra de la modificación genética de las semillas de diferentes especies vegetales es la posibilidad de que estas sean un riesgo para la salud de los seres humanos. Este argumento surgió después de que un estudio realizado por científicos franceses de la Universidad de Caen en el cual descubrieron que que ratas alimentadas con semillas de maíz genéticamente modificados con el nombre clave de NK603 sufrieron de cáncer y tuvieron un periodo de vida mucho más corto que las ratas que no habían sido alimentadas con semillas modificadas. Estos resultados tuvieron tal impacto que incluso el ministro de Francia Jean-Marc Ayrault señaló que “Si los resultados son concluyentes, Stephane Le Foll (Ministro de agricultura francés) defenderá a nivel europeo la prohibición de organismos genéticamente modificados”.
En nuestro país, otro argumento en contra de la implementación y siembra de semillas transgénicas defendido por organizaciones campesinas y ambientalistas es la posible “destrucción” y erradicación de las 56 especies de maíz orgánico, nativo y criollo originario de las diferentes regiones de México. Señalando además el posible riesgo para la salud que estas semillas representan, afirman que “no se necesita de ningún otro tipo de maíz, ya que contamos con gran variedad y diversidad de granos nativos, representando a su vez pérdidas económicas y por ende de empleos para millones de campesinos a lo largo y ancho del territorio nacional”.
Mientras Monsato, una de las principales empresas a nivel mundial promotoras de los sembradíos y productos de origen transgénico vegetal, afirma que no hay ningún riesgo para la salud humana ni para los maíces nativos de ninguna parte del mundo, han surgido campañas enteras en defensa del maíz mexicano como la de “SIN MAÍZ NO HAY PAÍS”, manifestando una enorme oposición al desarrollo de esta tecnología genética.
Por el contrario, principalmente las empresas productoras de semillas genéticamente modificadas y sembradíos llamados piloto, como Monsato, Dow AgroSciences y Pioneer-PHI México, a través de estudios llevados a cabo por los científicos de estas mismas organizaciones, afirman y resaltan los beneficios de sembrar y producir productos de este tipo, entre los que destacan: la resistencia y mayor fortaleza ante plagas que históricamente terminaban con cultivos enteros, el menor requerimiento de agua, pesticidas tradicionales y químicos y, por enden, una mayor rentabilidad para los agricultores de pequeña, mediana y gran escala.
Aun así, en nuestro país no se ha desarrollado ningún estudio, investigación o prueba a fondo de las consecuencias y ventajas del uso de semillas genéticamente modificadas. La implementación de sembradíos piloto aun no arroja resultados ni positivos ni negativos, por lo cual habría que plantear un seguimiento serio y un análisis profundo de resultados por parte de los especialistas en la materia y las universidades del país para concluir sobre la viabilidad o no de la siembra de semillas transgénicas en el país.
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