» » Cuando el sexo llegó a la oficina


Mujer entre hombres
Quien haya visto algún capítulo de la serie estadounidense
de televisión Mad Men sabe que las décadas de los 50 y los
 60 fueron las más divertidas en las oficinas.
Los tragos. Los cigarrillos. La ropa. Esos extraordinarios sostenes
 puntiagudos y, sobre todo, el sexo.

En los últimos 60 años aproximadamente, la actitud hacia el sexo en el
trabajo ha pasado de la negación al deleite, luego a la desaprobación
 hasta llegar a la prohibición.Compárelo con las oficinas de hoy en día
 que se apegan a las reglas sociales del momento: no hay bebidas
 alcohólicas, ni colillas y hay tan poco flirteo que cuando el otro día
un colega en Londres me dijo que le gustaba mi blusa, inmediatamente
 se disculpó por haberlo hecho.
¿Cómo llegamos a eso?
Los seres humanos siempre tienden a ser traviesos. Pero cuando las
 mujeres llegaron a la oficina, las oportunidades serlo se multiplicaron.
¿Y el objeto de deseo? La secretaria, por supuesto.
Mujer sobre mesa
Las secretarias pueden esperar un ambiente más profesional hoy día.

"Esposas de oficina"

A comienzos del siglo XX, la secretaria se había convertido en un
 modelo cultural. Las niñas querían ser secretarias cuando fueran
 grandes. Los chicos querían casarse con una de ellas.
La candidata ideal era alguien que pudiera ser una "esposa de oficina",
 equiparando los deberes de la oficina con aquellos que la esposa
 cumplía en casa.
Los primeros manuales de habilidades secretariales parecen guías
 para un matrimonio exitoso.
"Aprenda las preferencias (de su jefe) y obedézcalas incluso si no
 siempre está de acuerdo con sus ideas o métodos. Naturalmente,
un hombre quiere que se atiendan sus necesidades, ¿quién no?
 Asuma que él siempre tiene razón".
La labor era complicada. Las secretarias tenían que lidiar no sólo
con su jefe sino también con la esposa del jefe.
"Había esta tensión real entre la esposa celosa y la secretaria que cree
 que la esposa se está gastando todo el dinero del jefe",
dice Julie Berebitsky, autora de "Sex and the Office" (Sexo y la oficina).
"La pregunta era quién hace más por este hombre, ¿la esposa
 de oficina o la esposa en casa?".

Romances sin final feliz

No siempre era cuestión de hombres persiguiendo a sus secretarias,
 también podía ser a la inversa, como en el caso de esta secretaria en
 Nueva York, Estados Unidos, a mediados de los 30.

  • Barack y Michelle Obama - Michelle Robinson era la mentora del 
  • presidente estadounidense cuando este ingresó en una firma de abogados 
  • en Chicago en 1989. Se casaron en 1992
  • Bill y Melinda Gates - Melinda French empezó a trabajar en Microsoft en
  •  1986. Conoció a Bill Gates en un evento de prensa en 1987 y
  •  se casaron en 1994
  • Bill Clinton y Monica Lewinsky - el expresidente hizo frente a
  •  una impugnación en 1998 tras una "relación física inadecuada"
  •  con la becaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky

"Algunas veces en mi trabajo, al tomar dictado, asocio algunos términos
con el sexo y me sonrojo", escribió.
"Mi jefe me interesa, disfrutaría de sus besos, pero nunca se me acerca".
Pero había romances, que a veces terminaban muy mal. Sin duda.
Connie Nicholas fue secretaria en la firma Eli Lilly en Indiana, EE.UU.,
 en los años 40. Tuvo un largo y tempestuoso idilio con su jefe, que
 terminó cuando él la dejó por otra secretaria, más joven.
A Nicholas le desagradó tanto la situación que le pegó tres tiros al jefe,
 huyó en su auto –un Cadillac blanco-, fracasó en el intento de suicidio
y terminó en prisión.
En ese entonces, como ahora, las empresas no respondían de la forma
adecuada. Se decidió que el problema real no era el sexo sino los autos:
 no hubo más Cadillacs blancos en Eli Lilly. Todos los ejecutivos tuvieron
 que canjear sus carros o cambiarles el color.

Las mujeres ganan terreno

Cuando llegaron las décadas de 1950 y 1960, las cosas empezaron a cambiar.
 El veto matrimonial -que le impedía a las mujeres seguir trabajando después
de casarse- empezó a desmoronarse y se abrió la posibilidad de hacer
 carrera en la oficina.
Jefe dictándole texto a la secretaria
En sectores como la publicidad, las mujeres empezaron a avanzar más allá
del puesto de secretarias. Rona Jaffe describe en su novela autobiográfica
 "The Best of Everything" (Lo mejor de todo) lo que era trabajar en publicidad
en Nueva York a finales de los 50.
Los Martinis eran obligatorios a las 5 pm y emergía el perenne dilema: "Si tu jefe
 te pone la mano en la rodilla, ¿sonríes dulcemente y rezas por un aumento
salarial, o le das un rodillazo en la entrepierna?".
Helen Gurley Brown, la ya fallecida editora de la revista Cosmopolitan, tenía la
 respuesta a esa pregunta.
"No considero malo utilizar el atractivo sexual y feminidad para promocionarse
en un trabajo. De hecho, no se me ocurre una mejor forma de hacerlo", dijo.
Ella pasó por 17 trabajos de secretaría distintos y terminó como editora publicitaria en Madison Avenue, la mejor pagada del negocio.
Su consejo para las mujeres: "Acérquese al hombre por la vía profesional

 y luego quédese cerca para encantarlo y atontarlo sexualmente".

El primer libro de Gurley Brown, "Sex and the Single Girl" (Sexo y la chica soltera),
vendió dos millones de copias en sus primeras tres semanas. En 1962, la gente l
o amó y lo odió, y al releerlo ahora, 50 años después, no ha perdido su capacidad
de escandalizar o sorprender.
"Las gerencias que creen que los romances disminuyen la productividad
, están fuera de sus cabales", escribe.
Helen Gurley Brown
El libro "Sex and the single girl" rompió esquemas en su época.

"Una joven enamorada de su jefe trabaja a destajo durante sietes
 días a la semana y desea que haya más días. Duro para ella, pero
fabuloso para el negocio".
Ahora que lo pienso, un editor de un periódico me dijo lo mismo hace poco:
 le encanta que haya romances entre su personal porque así trabajan
 mucho más duro.

Adiós a los pellizcos en el trasero

Llegada la década de los 70, el movimiento feminista fue adquiriendo el
 control. En 1977, una organización de mujeres puso en marcha un concurso
 entre secretarias para elegir el recado más humillante pedido por sus jefes.
Los ejemplos finalistas incluyeron llevarle al jefe lo que él se robaba de la
oficina a su casa; tomarle fotos antes, durante y después de haberse afeitado
el bigote; limpiarle la dentadura postiza y recoger a la esposa y su bebé
 recién nacido del hospital.

Pero para entonces, las mujeres habían empezado a tener trabajos igualitarios
y el comportamiento desigual comenzó a ser inaceptable. En un tribunal de
Nueva York en 1975, se oyó por primera vez el término "acoso sexual"..
.los pellizcos en el trasero y los comentarios lascivos estaban de retirada.
Se redactaron leyes que convirtieron el acoso sexual en algo ilegal y las
 empresas respondieron con contratos del amor: declaraciones solemnes
 firmadas por los empleados en las que se estipulaba con quién podían o no salir.
Nadie hizo caso.
Aún así, las oficinas de hoy están lejos de ser como aquellas en las que trabajó
Gurley Brown, que según ella eran "más picantes que un harén turco, fines
de semanas en casas de estudiantes universitarios o la página central de la revista
 Playboy".
Yo soy una de las tres mujeres que hay en la Junta de una compañía de seguros
y les puedo asegurar que sería difícil encontrar un ambiente menos cargado de
sexualidad.

Y va acompañado de esa obsesión con historias de altas ejecutivas que explotan
sexualmente a hombres jóvenes. Hay muchos ejemplos en la ficción. Pero,
 ¿ejemplos de la vida real? Hasta ahora, cero.

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Hi there! I am Hung Duy and I am a true enthusiast in the areas of SEO and web design. In my personal life I spend time on photography, mountain climbing, snorkeling and dirt bike riding.
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