Los Cinco Ritos Tibetanos
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Aun no he tenido tiempo de comprobarlo.
Lo que si os puedo decir es que mi experiencia con ellos ha sido muy positiva. Realmente son efectivos para el cuerpo, la mente y el espíritu.
Los Cinco Ritos Tibetanos vigorizan, aportan claridad de pensamiento, flexibilizan, rejuvenecen física y espitirualmente, mejoran el humor, fortalecen la fuerza de voluntad, alivian tensiones musculares, mejoran la respiración y la digestión, aumentan la fuerza física, brindan energía y vitalidad, ayudan a eliminar la ansiedad y la depresión… y nos permiten sentirnos seguros y satisfechos de nuestra decisión de cambiar.
Prúebalos, el reto son diez semanas, después tu mismo decides según los resultados obtenidos.
- Estar atentos a la respiración.
- Utilizar siempre una esterilla o manta doblada para no recibir el frío del suelo.
- Ser constante y practicar los ritos al menos 6 veces por semana.
- Cada uno tenemos distinto grado de facilidad para ejecutar las diferentes prácticas, podemos llegar allá donde nuestra condición física actual nos permita, la práctica aumentará gradualmente nuestra flexibilidad y resistencia.
- Empezar con tres series de cada uno e ir aumentando dos por semana hasta llegar a las 21 que practicaremos a diario.
- A partir de los 4 meses de práctica continuada podemos, si queremos, practicar los Ritos 2 veces al día.
- Una alimentación sana y equilibrada nos ayudará a potenciar los efectos.
Estos son los Cinco Ritos Tibetanos:
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empieza a girar lentamente de izquierda a derecha.*
Al mismo tiempo incorporamos la cabeza para tocar la barbilla con el pecho. Luego dejar caer las piernas poco a poco y relajarnos un momento. Repetir.
Es posible que al principio no podamos mantener las piernas estiradas, lo haremos con las rodillas flexionadas y en pocos días conseguiremos estirarlas completamente.
Inspirar profundamente mientras levantamos las piernas y la cabeza. Expirar todo el aire mientras bajamos.
A continuación flexionamos hacia atrás todo lo que podamos, estirando el cuello.
Después se endereza la cabeza y el cuerpo se incorpora hacia delante hasta llegar a la posición inicial. Reposamos un instante y repetimos.
El grado de flexión irá aumentando día a día con la práctica.
Respiración: Inspirar profundamente cuando arqueemos la columna y expirar al regresar a la posición original.
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Volvemos a la posición inicial y reposamos un momento. Repetir.
Este Rito activa la velocidad de los vórtices F, G, E y C
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Se elevan las caderas empujando el cuerpo hacia atrás todo lo que podamos, sujetándonos con los pies y las manos, echando la cabeza hacia el pecho.
Después bajamos el cuerpo lentamente, estirando el cuello hacia atrás.
Tensamos bien los músculos tanto estando arriba como abajo.
Con la práctica conseguiremos bajar el cuerpo al máximo sin tocar el suelo y volverlo a elevar sin dificultad.
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